sábado, 30 de agosto de 2014

EL CAMINO A LA LIBERACIÓN EN LOS SENDEROS DE LA INTELIGENCIA

                                                                                              
Nunca dejarás de tener problemas en la vida, siempre pasaran cosas y  como persona debes prepararte con estrategias de acción y prevención. No sólo construir una vida positiva, sino estar consciente de lo negativo, para cuando te ocurra, no haya malas sorpresas, ni quedes impotente a la hora de solucionar las cosas.

Los problemas reales, requieren soluciones lógicas e inteligentes, no utópicas ni sentimentales, que buscan confundir y engañar a las libres voluntades
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Todos tenemos sueños, metas y  los sentimientos son importantes en nuestras vidas, es lo que somos y es lo que nos motiva a hacer las cosas que hacemos, pero así como amarras al perro cuando lo sacas a pasear, así debes ponerle un cordón a tus sentimientos y saber cuándo jalarlos de vuelta, saber cuándo detenerlos, porque podrían perderse en caminos opuestos al que caminas en dirección a tus propósitos.

Podrás  decirme “pero amarrar los sentimientos limita” y es correcto, limitarse es totalmente negativo ya que te cierra puertas y te sumerge en una ignorancia constante, sin embargo ese “cordón”  no es para limitar, es para disciplinarnos, puesto que el “cordón” del que hablo es infinito y libre para los sentimientos, pero siempre es sostenido por el control de la voluntad propia.

Entonces no hablamos de limitaciones, hablamos de que la libertad debe ser disciplinada y controlada por nuestra voluntad, para evitarnos sufrimientos innecesarios y perder lo más valioso de todo, el tiempo.

El inclemente tiempo que no perdona, ni da oportunidades, refiriéndonos por su puesto, a nuestra corta estancia física en ésta dimensión, donde a pesar de que para algunos les parezca insignificante, es necesaria para consumar propósitos específicos y entablar futuros y poderes en otros planos de la existencia.

Nunca matarás tus sentimientos, la frialdad total del Ser no existe, pues así como respiras constantemente, también sientes  en diversidad de formas sean positivas o negativas. Los sentimientos indiscutiblemente te acompañaran hasta el último aliento de tu vida e incluso hasta después de la muerte.

Por esto la solución no es destruir nuestros sentimientos y convertirnos en una roca, la solución es controlar nuestros sentimientos, para que estos no nos conviertan en esclavos del sufrimiento.

Así como tu boca sirve para recibir los alimentos, tú estomago e hígado para procesarlos y tus intestinos para evacuarlos, así mismo cada órgano tiene una función importante y es allí donde el cerebro no está puesto a la ligera.

Nuestro cerebro es el encargado de recibir e interpretar nuestros sentimientos a través de los sentidos, hacer de esta energía abstracta, algo concreto, creando un concepto de ello. Debido a esto, nuestro cerebro debe ser el embase o los embases para organizar toda esa fuerza abstracta llamada sentimientos y evitar que estos se pierdan, se mezclen o contaminen, construyendo en las personas una vida de confusión, sumisión, dependencia, miedo, ignorancia y esclavitud, cuyos caminos desembocan en dolor y frustración.

Por su puesto, nuestro cerebro, el órgano más poderoso de todos los seres humanos, tiene que estar bien ubicado en la apreciación de su entorno, no sólo tener alas para los sueños, sino patas y muchas, para manejarse en los terrenos de la realidad lógica, aunque esta sea impuesta por el sistema de control global.

El problema de las mentes, de nuestros cerebros, es cuando se dejan atrapar y manipular por los conceptos establecidos, creando ilusiones utópicas sobre los mismos. No hay nada peor que crear una ilusión encima de una ilusión, pues la realidad que vivimos es construida como ilusión por el sistema para el control global de las masas. Ilusiones que buscan que las sociedades e individuos funcionen como las hormigas de forma automática, sin cuestionamientos y sin voluntades que busquen libertad.

Cuando las mentes se envenenan o crean utopías fantásticas sobre conceptos concretos, lógicos y racionales de ésta realidad que se nos ha impuesto, entonces comienzan las fallas, confusiones y frustraciones en las personas, todo esto que combinado con egos y orgullos, desembocan en un estancamiento prolongado del Ser, de la voluntad y la libertad, siendo un auto obstáculo para la apreciación coherente de los conocimientos adquiridos o la preferencia en la ignorancia por comodidad.

Cuando una mente se envenena con conceptos, queda atrapada en una ilusión dentro de la ilusión principal que es creada como nuestra “realidad racional” por el sistema de control global.  Cuando éstas mentes por ejemplo, llegan al grado extremo de una forma de fanatismo, esto es capaz de hacerles,  no sólo escuchar voces, sino creer que se poseen poderes especiales los cuales obviamente no tienen funcionamientos contundentes, ni crean cambios en la realidad. Son espejismos percibidos por los sentidos como si fueran iluminaciones, pero sentidos que están envenenados en conceptos utópicos.

Los únicos poderes que crean cambios contundentes en la realidad, son los que parten y se desarrollan de una visión lógica y racional de ésta realidad, sin utopías, ni sentimentalismos, pues a pesar de que ésta realidad sea una ilusión manipulada de conceptos, aspectos morales y demás, es el patrón correcto del cual partir y proponer estructuras y energías capaces de cambiar nuestro entorno, de una forma rápida y dirigida por nuestras voluntades.

La mente debe tener el “cordón” para amarrar nuestros sentimientos, un “cordón” infinito que le de libertad, que no cree limites, pero que exista el control supremo de la voluntad propia, sobre toda acción, pensamiento, palabra u omisión.

Nuestra mente debe controlar nuestros sentimientos, pues los sentimientos nos engañan y confunden, haciéndonos estrellarnos con la misma piedra, fracasar y vivir en círculos viciosos cargados de muchas experiencias, pero que ninguna es capaz de crear una evolución verdadera del ser.

Aún así, sólo una mente centrada, racional y lógica, es capaz de controlar los sentimientos, pues si la mente vive de utopías e irrealidades, creando un sinnúmero de ilusiones, los sentimientos reaccionaran a éstas ilusiones utópicas y no a aspectos racionales y concretos de la realidad impuesta y controlada por elites del control global.

Ser una persona sana y “correcta”, no quiere decir, ni asegura que tendrás una mente sana, lógica y racional, pues hay miles de personas sanas y “correctas”, quizás miles de millones, que viven dormidas en utopías, esperanzas, fanatismos, culpabilidades bíblicas y todo tipo de cosas que no les permite desarrollar más del potencial que tienen, sólo piensan que deben conformarse en vivir de etapas preestablecidas, creadas por el sistema del control global, para controlar a la humanidad.

Como seres humanos nacemos con el instinto animal, pero somos animales racionales, capaces de crear, de convertir ideas fantasiosas en realidad, como cuando a alguien se le ocurrió la fantasía de crear un holograma que hoy ya es posible de lograr gracias a la ciencia y tecnología.

El poder de la creatividad es infinito, es lo que ha logrado, junto a la inconformidad, que evolucionemos, que busquemos cambios más importantes, imponentes y cómodos para nosotros. Las ideas creativas y fantasías se convierten en realidades e inspiran a inventores y científicos a que se conviertan en realidades tangibles, lógicas y racionales. De allí la creatividad es nuestro máximo poder, nuestro máximo desarrollo y el camino a la libertad absoluta del ser lejos de las garras del sistema manipulador de control global.

Una mente racional, lógica y creativa, acompañada de una voluntad, firme, incorruptible y determinada, es la pesadilla del sistema de control global, pues no asimilarás sus órdenes como una hormiga atada a un sistema de esclavitud. A cambio, serás capaz de destruir el orden establecido y crear nuevos órdenes más honestos, capaces de brindarle al ser humano  la liberación de su máximo poder oculto.

Dejar a un lado, la sumisión, el pedir perdón por todo, el agachar la cabeza, el sentir pena y prepararnos para el camino a una evolución real y poderosa de nuestro ser.

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